Después de 45 minutos o 10 canciones de tu reproductor, llegarás en tu auto –que no debe ser 4×4 pero sí uno alto– a un lugar tan fantástico y paradisíaco como el de una cinta cinematográfica e iniciar una aventura bajo el cielo estrellado. Allí podrás armar tu carpa y disfrutar de paseos, senderos, deportes, bañarte en el Río Blanco, refrescarte con el agua milagrosa del Charguayaco, sentir la naturaleza, escuchar sus sonidos, descubrir especies fascinantes, llenarte de paz y energía. Si no te animas a acampar, podrás hospedarte en una hacienda famosa por sus vastas plantaciones de caña, que originalmente fue un convento de las monjas dominicas y que fue plasmada por la plumilla de dibujantes que acompañaron a la misión geodésica en el siglo XVIII y forma parte del libro Le Tour du Monde.